«En la buena mis de toditos» Álvaro Iglesia.
En estos tiempos donde las buenas acciones se cuentan y donde los más necesitados solo ven alguna obra social si ésta conlleva al interés particular de alguien, ver a quienes si lo hacen de corazón resulta sorprendente, o mejor asombroso.
Pero sí, todavía quedan personas que hacen el bien sin mirar a quien, que les encantan ayudar, venir desde tierras lejanas y aportar un grano de arena a persona que jamás han visto, que mueven contactos y consiguen ayudas para quienes no lo tienen todo y guardan la esperanza de que sus oraciones sean escuchadas por Dios y envié a un ángel con un mercado, con alguna medicina, o algo que les cambie el momento difícil que están atravesando.
Hace algunos días el corregimiento el Campano y la vereda El Toche ubicados en el municipio de Pueblo Nuevo en el departamento de Córdoba fueron testigo, de una particular obra social que contenía mercados, brigada de salud, kits de medicinas, entre otras cosas. Parecía tan raro, puesto que la época de política ya había pasado, que es cuando las veredas más apartadas suelen ver estos beneficios.



Muy temprano el sábado 25 de junio se corrió la voz, que iban a entregar algunas ayudas, los habitantes se preguntaban quién las iba a donar y que querría esta persona a cambio, desafortunadamente nuestra gente muy pocas veces recibe algo desinteresadamente.
Pero esta vez, era cierto, Álvaro Iglesia, más conocido en las redes sociales como Álvarito de Toditos, un barranquillero de pura cepa, tan barranquillero como el carnaval, el Junior, o la Troja. Viajó más de 7 horas bajo la lluvia desde su Curramba hasta el corregimiento El Campano en Córdoba, una zona que nunca había visto, pero, por la que toco cuanta puerta pudo para recoger ayudas y traer, a una gente que en su vida había conocido, pero que desde aquel día también serían familia.
Dos días duró Alvarito de Todito, haciendo casa a casa, llevando mercados, con botas pantaneras y sobrero vueltiao, entre el barro, porque la lluvia que anunció su llegada siempre lo acompañó, eso no fue impedimento así se fue saludar, a dar y recibir un abrazo cálido de nuestros campesinos que luego del asombro lo invitaban a pasar, a sentarse y degustar un café Córdoba, le daban la mano como si lo conocieran de toda la vida, no es de extrañar el cordobés es agradecido y más sí es campesino, ellos te acogen, y te hacen sentir como en casa.



Esta no es la primera obra de Álvaro Iglesia, el de Toditos, ya ha marcado su camino de servicio en varias comunidades y se prepara para seguir haciendo más por aquellos que oran por ver un milagro del cielo.
Alvarito, quien se caracteriza por ser un hombre sencillo, creyente de Dios, carismático y de un corazón de servicio, sabe que su misión continua, en otros lugares de nuestra Colombia donde la gente guarda la esperanza de ver llegar ángeles vestidos de obras sociales.