A orillas del Mar Caribe, en el norte del departamento de Córdoba, se encuentra uno de los destinos turísticos más concurridos por propios y visitantes durante cualquier época del año. Se trata de San Antero. Este encantador lugar cuenta con diferentes atractivos que lo hacen uno de los preferidos en la agenda turística del país.
En este paradisíaco municipio se puede disfrutar de la brisa, el mar y el sol en Playa Blanca, la Bahía de Cispatá, los volcanes de lodo, un recorrido por los manglares, el Museo del Calabazo y en Semana Santa, del tradicional Festival del Burro.
Una particularidad de sus aguas es que en ellas se puede observar a tempranas horas de la mañana un grupo de delfines grises, estos animales se han convertido en la sensación del lugar y son muchos los que cada día esperan su llegada para admirarlos.
La tranquilidad que se vive en las playas de San Antero no se compara con otra, es por esta razón que las personas que buscan estar alejadas del estrés y la rutina diaria emprenden su viaje hacia este municipio.
Bahía de Cispatá
Fauna y flora, son las principales características de la Bahía de Cispatá, un lugar de ensueños donde el encanto de la naturaleza hace olvidar a sus visitantes cualquier sentimiento y pensamiento de preocupación. El golpe de la brisa se asemeja a un abrazo angelical que transmite paz y tranquilidad.
Hasta 1937 el río Sinú desembocaba en la bahía. Sin embargo, la naturaleza dio otro rumbo y ahora lo hace en Boca de Tinajones, en el municipio de San Bernardo del Viento. Mediante la resolución 721 de 2002, la Bahía de Cispatá fue declarada distrito de manejo integral de los recursos naturales y en el 2006, área protegida.
Este lugar tiene varios sitios para recorrer, primero se encuentra la estación de la Corporación Autónoma de los Valles del Sinú y San Jorge, CVS, liderada por la Asociación Comunitaria (Asocaiman), conformada por 18 antiguos cazadores de cocodrilos y quienes actualmente tienen bajo su responsabilidad el proyecto de conservación del caimán aguja (Crocodylus acutus).

Este proyecto piloto de reproducción y liberación del cocodrilo ha ganado premios como el de la Fundación Natura a la Conservación de la Biodiversidad ‘Gloria Valencia de Castaño’ y el de la Protección del Medio Ambiente 2014, entregado por Caracol Televisión.
En esta estación ecológica hay 10 especie de tortugas, entre ellas dos muy particulares, albinas. Una organización de Cotocá que trabaja por la preservación de la especie llevó hasta la bahía 7 mil huevos para incubar y de una camada de siete huevos nacieron tres albinas. Hay una cuarta que fue decomisada por la Policía Ambiental y llevada hasta este lugar.

También tienen la tortuga de tierra más grande de la zona, con un peso de 16 kilogramos y 75 años de vida, ella alcanza a vivir 150 años.
Desde la estación, los miembros de Asocaiman ofrecen a los turistas paseos en lancha por los manglares, considerados como los más jóvenes de Latinoamérica. En este lugar hay 14 mil hectáreas de manglares y se desarrollan más de 300 clases de aves entre endémicas y migratorias, al igual que mamíferos, peces, reptiles, crustáceos y anfibios.
El paisaje es uno de los más encantadores de la región. Los manglares son un elemento importante del ecosistema, ya que son generadores de oxígeno y captadores de CO2.
Playas y volcán de lodo
En San Antero se puede disfrutar de playas limpias y tranquilas para el goce de muchos. Playa Blanca, es una de las más concurridas, excelente opción para disfrutar de unas vacaciones en esta semana de receso.
Sin embargo, no son las únicas en la zona, también se encuentran las playas de Grau y El Porvenir, donde la magia de la arena, la brisa y el mar, son el relajante ideal.
Quienes deseen un baño medicinal tienen como opción el volcán de lodo El Tesoro, este se encuentra a tan solo cinco minutos de la cabecera municipal de San Antero, en el lugar las personas pueden sanar sus dolencias con el barro, considerado como milagroso, hay quienes llevan para sus casas el lodo en recipientes plásticos.

Museo del Calabazo
La violencia en Medellín, hace 26 años, hizo que una familia antioqueña dedicada a la artesanía, abandonara su ciudad y se radicara en San Antero, no sabiendo hacer otro oficio decidieron trabajar con el totumo y el calabazo. Crearon una asociación de la que hoy forman parte, y el fruto de este esfuerzo es el popular Museo del Calabazo.
Antes de iniciar con los trabajos artesanales los asociados realizaron un fuerte trabajo de reforestación de diferentes especies de totumo y calabazo que se estaba extinguiendo, y que eran indispensables para la creación de diferentes artículos.
El museo es una tienda donde se puede comprar guacharacas, maracas, bolsos, frutas para centros de mesa, tambores y utensilios de cocina. Así mismo, hay artículos en bálsamo como tortugas, guacamayas, cangrejos, burros, flautas, entre otros elementos muy autóctonos de la región.
San Antero, un destino ideal.

Galería
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