El abuso contra menores, pan de cada día en Colombia. Alicia en el país de las indolencias.

Por: Amnerys Marieta Pérez Coronado – Comunicadora Social-Periodista 

El abandono, la indolencia y la indiferencia del Estado, la Familia y la Sociedad hacia la niñez colombiana están destruyendo cada vez más a este importante grupo poblacional que es prioritario para el desarrollo del país.

Cifras reportadas recientemente por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses señalan que diariamente en Colombia se realizan 48 exámenes médicos por denuncias de abusos sexuales contra menores entre cero y 17 años de edad y los maltratos en la mayoría de esos casos se originan dentro del núcleo familiar o en la vecindad de las víctimas.

En lo corrido del 2017 se han registrado 22 mil 519 casos de violencia sexual contra niños y de dicha cifra 15 mil han quedado en la impunidad. Del gran total 2 mil 530 casos se presentaron en niños de cero a 4 años de edad.

Alicia Otero Crespo, ludo educadora, Mujer Cafam-Córdoba 2012, con más de 30 años de experiencia en el tema infantil en este Departamento, afirma que al paso que vamos no existirán niños no porque no puedan engendrarse sino porque se ha ido acabando con ellos por la forma como se han educado. Hay menores que se están suicidando porque no le ven incentivo a la vida y existe un alto porcentaje de hogares disfuncionales.

«Dios envía a los niños a este mundo a cumplir una gran misión para que los adultos los ayudemos a hacer realidad sus sueños pero los estamos sometiendo a condiciones infrahumanas, al abuso, al maltrato y a la violación. No se le está dando oportunidad a los jóvenes ya que ellos son los que van a liderar el presente y el futuro del país en todos los ámbitos: social, cultural, económico y político. Antes los niños eran amparados por la Familia y el mundo en guerra los defendía a capa y espada, pero ahora no por el mal ejemplo que estamos dándole», indicó.

Todos los días se registran en el país noticias impactantes que tienen como protagonistas a los niños. Basta recordar algunos casos como el que ocurrió en el año 2012 cuando un grupo de niños del departamento de Magdalena que iba de paseo en un bus se quemó por la irresponsabilidad del conductor que llevaba un galón de gasolina al lado del motor; y la atrocidad que se presentó en 2016 en la ciudad de Bogotá cuando un arquitecto de familia influyente persiguió, secuestró, abusó, torturó y asesinó a una niña de un sector vulnerable del departamento del Cauca. El atacante fue sentenciado a más de 50 años de cárcel pero el peligro y el temor ante la repetición de hechos similares siguen latente.

El abandono familiar es una situación bastante generalizada en el país, particularmente en los sectores subnormales donde son altos los índices de desempleo, pobreza y miseria. Las madres salen a trabajar y dejan a sus hijos sin desayuno porque no tienen dinero con que comprar los alimentos y ellos llegan a sus escuelas con hambre lo que no permite el rendimiento académico que se requiere para una buena educación y lo más preocupante es que se convierten en presas fáciles de los explotadores y abusadores sexuales por dinero.

Hay madres que están prostituyendo a sus hijas e hijos de 3, 4, 5 y 6 años, lo que parece increíble pero es muy real, solo que esos casos no son denunciados y por eso se desconocen.

Los niños regresan del colegio a sus casas y no encuentran a quien dirigirse porque la mamá o el papá están trabajando y eso se evidencia desde el estrato 1 al 6. El niño necesita de una familia pero la realidad refleja una desintegración total de la misma. Igualmente los menores tienen derecho a la educación pero no pueden cumplir sus tareas escolares porque llegan con hambre al aula de clases, sin uniformes y en sandalias y no hay un Estado que les proporcione un desayuno equilibrado.

Otero Crespo señala que los alzados en armas en el país llevaban más de 50 años en la violencia y se reincorporaron al país a través de un proceso de paz y ella lleva más de 30 años luchando a través de la lúdica para que los niños tengan una vida digna a través del acceso a los programas que se han creado para ellos y de esta forma ella viene contribuyendo a la paz.

«No es solamente dejando las armas ni desactivando las minas antipersonas que se llega a alcanzar la paz, sino también cuando el niño tiene la vida que se merece y que está estipulado en la Constitución Política de 1991 que expresa claramente las responsabilidades del Estado, de la Familia y de la Sociedad hacia los niños. Actualmente estamos viviendo el postconflicto y vemos que hay un compromiso grande de la Sociedad, el Estado, de la Familia, del país y del mundo entero en dar un gran salto a la paz y por eso es importante tener en cuenta la diversidad étnica, cultural y familiar ya que nuestro patrimonio material o intangible es un universo de experiencias, saberes, valores y técnicas y formas de entender y disfrutar la vida. Todo eso que demuestra quiénes somos habita en nuestra memoria, pensamiento y forma de ser y lo hemos heredado de nuestras comunidades por medio de las palabras y gestos al interactuar con quienes compartimos a diario. Es el vínculo con nuestro pasado el que nos permite entender de dónde venimos y sentirnos orgullosos de lo que somos y lo que queremos ser. Precisamente la falta de respeto a nuestra riqueza natural nos ha llevado a reflexionar que no podemos volver a la guerra porque no queremos que haya más niños y jóvenes participando en ella«, precisó Otero Crespo.

Existe un desconocimiento de los deberes y derechos a los que hemos acostumbrado a los niños que ya se convirtieron en jóvenes y en adultos que solamente escucharon las palabras derechos pero no la palabra deberes que teníamos hacia ellos.

El Estado y la Familia tienen una gran responsabilidad con la niñez y eso está amparado en la Ley 1098 de 2006 (Código de Infancia y Adolescencia) y la Ley 1804 (política de Estado para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia de Cero a Siempre) pero de acuerdo con Otero Crespo se han quedado en papel ya que las madres comunitarias, los agentes educativos, los padres de familia, docentes y los mismos entes gubernamentales las ignoran totalmente.

La docente considera que ante la indiferencia de las leyes que se crearon para amparar a los niños y que no se cumplen a cabalidad (Ley 1098 de 2000 y Ley 1804) debió tenerse en cuenta solo el Artículo 44 de la Constitución Política que establece que los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás pero la politiquería y la corrupción están acabando con ellos y además la Fiscalía, la Contraloría y la Procuraduría llegan a investigar cuando no hay nada que hacer mientras que deberían prevenir y no lucrarse con ese dinero que viene para los niños con el Conpes.

«Es hora de hacer un replanteamiento serio del papel de la Sociedad, la Familia y el Estado ya que las reglas de juego cambiaron para las madres comunitarias porque antes ellas tenían una auxiliar pero ahora tienen que cocinar para 14 niños y atenderlos y fuera de eso deben sustentar ante el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y el Ministerio de Educación la planeación de todo su trabajo con los niños y no se brinda un espacio lúdico pedagógico creativo neurológico para los niños. Me parece que el ICBF está cometiendo el error más grande de la vida porque desde la directora hacia abajo desconocen totalmente cuáles son las estrategias metodológicas pedagógicas que deben trabajarse con los niños del siglo XXI que llegan con una inteligencia y unos talentos extraordinarios, hijos de unas madres que tampoco han tenido oportunidades de capacitarse, investigar, crear e innovar. Hablan de lúdica de juegos pero no hay guías claras para que las madres comunitarias ni los agentes educativos y los mismos docentes de preescolar y la básica primaria diseñen verdaderas estrategias para que el niño aprenda mejor. El compromiso es cualificar el talento humano y asegurarse que cumpla el perfil para neuroeducar a los padres, a los educadores y a toda la comunidad y esto a la vez ayude a mejorar la calidad de la educación en la primera infancia, transición y básica primaria», manifestó Otero Crespo.

Por falta de una educación equilibrada, justa, humana, equitativa y de oportunidades la Familia está llevando a sus hijos a una descomposición social grande y los jóvenes cada día están más descarrilados porque no hay oportunidades para ellos y lo más grave de todo es que estos adolescentes se están convirtiendo en padres muy irresponsables que creen que el Estado está en la obligación de suplir todas las necesidades de ese niño que va a nacer o acaba de nacer.

Los niños no quieren ir a estudiar, no quieren leer ni saber nada de la parte cultural, educativa, social y están desmotivados porque la educación es memorística y repetitiva. Los maestros están desmotivados porque no hay una verdadera articulación entre el padre de familia y sus hijos y se está dando una educación fuera de contexto cuando debería ser articulada, integral y transversal donde el profesor que reciba al niño que sale de los CDI (Centro de Desarrollo Infantil) encuentre a un estudiante activo, creativo, innovador y recursivo.

«El maestro no tiene por qué recibir a un niño que esté leyendo, sumando o multiplicando. En la lectoescritura se le da mucho énfasis es en el preescolar y en el grado primero de primaria se crean las bases para una educación de calidad pero aquí no se está trabajando porque hay un desconocimiento de los maestros con relación al trabajo que hizo la madre comunitaria y el agente educador. Hay que sentar en la mesa a los académicos que tampoco quieren entrar en el campo de la lúdica, ya que ellos creen que es tocar piano o guitarra o patear un balón y están muy equivocados. Los invito a leer a Platón, Aristóteles y Cicerón, que regresen a la época del año 423 cuando Platón expuso muy claramente la importancia de la lúdica y del juego en la enseñanza e inculcó la verdadera democracia. La tecnología ha llevado a que la gente no lea, investigue e innove. Esta es una educación de remiendos que cada día perjudica a los niños y si a esto no se le pone control vamos a tener un país totalmente inculto porque en vez de que el niño evolucione a una mejor calidad de vida a pesar de todos los proyectos, programas y leyes que se han creado a favor de ellos en el país, observamos que esa inversión en muchos casos ha servido para que mucha gente se lucre con el dolor de ellos y el de sus familias por culpa de la corrupción», enfatizó.

Se han perdido los buenos principios

Alicia Otero Crespo sostiene que todos los problemas expuestos son resultado de no haber aprendido a vivir en una sociedad cristiana con buenos principios, comunicativa y equilibrada que favoreciera la igualdad de oportunidades con una educación para toda la vida promoviendo el aprendizaje para conocer, actuar, hacer y vivir juntos en una cultura de paz. El vientre de la madre es la primera escuela a la que asisten los niños y de ahí la importancia de una enseñanza motivante, acompañada del juego, la lúdica, la didáctica, la creatividad, la ronda, la música, la expresión corporal, el arte y de todos esos referentes que habla el Ministerio de Educación y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) pero a los que no se les ha dado el verdadero enfoque.

«Mientras esta clase dirigente politiquera no gobierne con equidad y justicia no vamos a tener grandes resultados. Los niños necesitan jugar para desarrollarse, ser auténticos y construir conocimiento. A través del juego establecen una comunicación directa e interactiva con los objetos y las personas y todo lo que representa. Es una forma de conocerse, recrearse, interactuar con un mundo social y síquico. Es una alternativa para ayudar a suavizar los problemas, las dificultades y los conflictos porque el juego es un derecho de todos los niños. Al país le espera una situación grave y delicada sobre toda darle cuentas a Dios que nos colocó estos tesoros en nuestras manos y en nuestros corazones», precisó.

Otro problema es la educación que se está impartiendo a los niños de cero a cinco años que viene liderando el Ministerio de Educación Nacional y del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) a través de los Centros de Atención Infantil (CDI).

«Creemos que hay que darle puro conocimiento al niño de cinco año que ya lee, escribe, resta, multiplica y esta no es la calidad de educación. La gracia está en que el niño del preescolar y grado primero sea un niño que cante, baile, actúe, que conozca los ritmos de la región de Colombia, que sepa de Derechos Humanos y sea defensor del Medio Ambiente. Que haya niños conciliadores, talentosos, sensibles, humanistas y aptos para vivir en sociedad. Si se educa a los niños con cultura de la equidad de la justicia no habrá embarazos desde temprana edad ni abusadores ni depravados ni tampoco una corrupción tan bárbara».

Amnerys Pérez Coronado

Blog: https://amnerysperezcoronado.wordpress.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.