La Masacre de El Tomate fue una matanza ocurrida el 30 de agosto de 1988 en El corregimiento de El Tomate, en el municipio de Canalete-Córdoba, Colombia, donde fueron asesinados 16 campesinos y quemadas varias casas, durante un ataque perpetrado por paramilitares. Al igual que otras masacres no tuvo una razón específica aunque la hipótesis más aceptada fue por la supuesta ayuda de los campesinos a las guerrillas del ELN y EPL y la presencia de las FARC en la zona.
El pueblo de El Tomate había sido víctima de los desbordamientos de los ríos Sinú y Canalete, por tanto se preparaban para recuperarse de la catástrofe. El 30 de agosto de 1988, hombres armados caminaron varios kilómetros y en una zona por donde pasaba el bus del pueblo lo pararon y con el personal dentro del bus se subieron y desde el bus iban quemando casas y matando a quienes encontraban a su paso.
Los asesinos se burlaron de su acto y convirtieron a El Tomate en un pueblo fantasma. Aunque nunca se establecieron las verdaderas causas de la masacre, los pobladores la achacaban a que al finquero Jesús María López Gómez, perteneciente a la dinastía política más poderosa del departamento de Córdoba, de origen liberal, le habían matado varios trabajadores de esa finca, llamada La Victoria, de El Tomate.
Nunca se pudieron confirmar nexos entre los dos episodios, lo cierto es que a los pocos días del hurto se presentó la masacre. Sin embargo, aunque para siempre quedó la duda la participación de Jesús María López en la masacre, este parapolítico años después fue condenado por su participación en el llamado Pacto de Santafé de Ralito, mediante el cual numerosos político de la Costa Caribe colombiana acordaron una colaboración mutua con los líderes de las autodefensas que asolaron a Colombia durante más de tres décadas.
La Masacre de El Tomate quedó impune desde la fecha, ya que la investigación realizada no arrojó resultados concretos. En un principio se creyó que la masacre la cometieron guerrilleros del EPL y ELN, sin embargo, estos desmintieron su participación y comparando con lo sucedido en la Masacre de La Mejor Esquina se concluyó que los paramilitares habían cometido la matanza en alianza con las Fuerzas Militares cercanas a la zona. Los familiares y sobrevivientes aun piden justicia.
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