La riqueza de Córdoba está en el agua y la biodiversidad: Este 2018 se cumplen 25 años del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Desde 1992, la Convención se ha ido aplicando a través de la visión y el liderazgo de países, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, comunidades indígenas y locales, la comunidad científica y los individuos a título personal.
El Sistema Regional de Áreas Protegidas (SIRAP) del Caribe y la Organización de las Naciones para la Alimentación y la Agricultura -FAO- Unidas, llevaron a cabo la “Gira Documental Periodística – Conexión BioCaribe una apuesta por la conservación de la vida”, dirigida a socializar los resultados del proyecto GEF de Conectividades, que se están implementando en la región Occidental del Caribe Colombiano que comprende los departamentos de Sucre, Córdoba, Bolívar y la región Caribe de Chocó y Urabá, como estrategia para ser implementado en toda la región.
La gira comprendió un recorrido en San Sebastián de Lorica y Purísima donde se expusieron los resultados de conectividad del Corredor Bajo Sinú por medio de la estrategia Zenue para la adaptación al cambio climático y control de inundaciones basada en ecosistemas, liderada por la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y San Jorge CVS y la Fundación Herencia Ambiental Caribe, que está siendo apoyada por Conexión BioCaribe.
La fragmentación de los ecosistemas es tan alta en el Caribe colombiano, que las áreas protegidas se encuentra en alto riesgo de afectación por perdida de la estructura y función como prestadoras de servicios ambientales, el reto del proyecto GEF Conexión BioCaribe, liderado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Parques Nacionales, la FAO y el SIRAP Caribe, con el apoyo de las gobernaciones y autoridades ambientales, es conectar las áreas protegidas, contribuyendo en esta primera fase, con más de un millón doscientas mil hectáreas de ecosistemas que restablezcan la conectividad natural y de esta forma garantizar los servicios ambientales que requieren las poblaciones para su bienestar.
Conexión BioCaribe está desarrollando actividades, que permiten generar procesos de restauración del sistema natural en 5 corredores ecosistémicos y sociales, Paramillo – Acandí, Paramillo – Bajo Sinú, Corchal – Los Colorados y Corales del Rosario – Golfo de Morrosquillo, que han permitido restaurar más de 60 km de rondas hídricas y generar proyectos productivos sostenibles beneficiando a más de 1.000 familias. Igualmente 1.284 de hectáreas que le aportan a la conectividad ecosistémica cuentan con planes de producción sostenible.
Uno de los 5 corredores de conservación es el Bajo Sinú que conecta el PNN Paramillo con el DMI Complejo Cenagoso del Bajo Sinú. Este corredor comprende ecosistemas de gran relevancia para la región que se encuentran en estado crítico como lo son los bosques y vegetación inundable y el bosque seco. Es una conectividad importante para el paso de felinos y la conservación de aves como el Cahavarry, entre otras especies más. Uno de los servicios más importantes que beneficia a las poblaciones es el suministro de agua y la regulación hídrica, además de recursos hidrobiológicos para la seguridad alimentaría.
En el corredor, las poblaciones de San Sebastián de Lorica y Purísima han sido las más afectadas por las inundaciones ya que recibe las aguas del río Sinú, sufriendo año tras año, la pérdida de sus enseres, producción agrícola y bovinos. La CVS, Herencia Caribe y la FAO en el marco del SIRAP Caribe, han desarrollado actividades que permitieran recuperar el sistema natural a través de la estrategia Zenúe, aprovechando las aguas del Sinú en la poca de lluvias y Sequía, poniéndolas a su favor. 157 familias han sido favorecidas con la formación de una red de canales y el mejoramiento de 26 estanques para la producción piscícola. Igualmente se han implementado 63 ha de sistemas silvopastoriles y 70 hectáreas de huertos mixtos a través de 7 escuelas de campo y restaurado 30 km de la ronda del río Sinú.
Esta estrategia ancestral Zenúe a permitido transformar el paisaje a través de la recuperación ecosistemas en estado crítico como lo es la Vegetación inundable, mediante un ingenioso sistema de control de aguas que alcanza a cubrir 6 hectáreas alrededor del río Sinú y con la implementación de Escuelas de Campo Ambiental liderada por la FAO para orientar actividades de conservación y estrategias de producción sostenible. “La comunidad ha reducido en gran porcentaje los costos de alimento para los peces, utilizando semillas y salvado” afirmó David Navas de la FAO.
Este mecanismo mantiene estable el curso del río bordeando islotes artificiales donde se levantan las viviendas y los cultivos. Estos canales vierten de agua los estanques que son utilizados para piscicultura. Los canales cortos se entre cruzan como espinas de pescado para cubrir las áreas dedicadas a los cultivos.
En estas áreas habilitadas para la agricultura, al bajar el nivel de las aguas del río Sinú, los canales mantienen una reserva de humedad para el tiempo seco. Igualmente, los sedimentos ricos en nutrientes actúan como fertilizantes para los cultivos.
Con los resultados de esta iniciativa, se pretende replicar en los ecosistemas de las zonas de anegación de los ríos Magdalena, Sinú y San Jorge, buscando recuperar y restaurar la función de los ecosistemas inundables que se encuentran con el índice más alto de amenaza.