El republicano Donald Trump ha conmocionado a medio Estados Unidos y al mundo entero al derrotar a la demócrata Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Trump, un populista con un discurso xenófobo y antisistema, será el próximo presidente de Estados Unidos.
Con el apoyo masivo de los estadounidenses blancos descontentos con las élites políticas y económicas, e inquietos por cambios demográficos acelerados, Trump rompió los pronósticos de los sondeos y logró una victoria que aboca a su país a lo desconocido. Nadie como Trump supo entender el hartazgo con el establishment, con el que se identificaba a Clinton. La ola populista global ha llegado a la Casa Blanca.
El mundo esperaba ver a la primera mujer en la presidencia de EE UU, después de tener a un presidente afroamericano. Ocurrió lo inesperado. Los votantes eligieron a un demagogo, un hombre que ha reavivado algunas de las tradiciones más oscuras del país, que ha colocado en el centro del discurso político el insulto y la descalificación, un admirador de Vladímir Putin que amaga con reformular las alianzas internacionales de EE UU y lanzar un desafío al vecino del sur, México.
Los republicanos tendrán un amplio poder durante los próximos años, ya que además retuvieron el control de ambas cámaras del Congreso.
Donald Trump superó los 270 votos electorales necesarios para ser el presidente número 45 de Estados Unidos.
En EE.UU. el presidente es elegido mediante el voto de los 538 miembros del Colegio Electoral y no por el voto directo de los ciudadanos.
Trump ha ganado en los estados Texas, Kansas, Dakota del Sur, Wyoming, Dakota del Norte, Misisipi, Alabama, Tenessee, Kentucky, Indiana, Montana, Virginia Occidental, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Oklahoma, Arkansas, Luisiana, Nebraska, Misuri, Idaho, Ohio, Florida, Utah, Georgia y Iowa.
Hillary se ha adjudicado Ilinois, Nueva York, Maryland, Delaware, Nueva Jersey, Massachusetts, Connecticuty, Vermont, Nuevo México, California, Oregon, Washington, Colorado y Nevada.
Su inexperiencia y escasa preparación alimentan la incógnita sobre cómo gobernará. Una teoría es que una vez en el despacho oval se moderara y que, de todos modos, el sistema de contrapoderes frene cualquier afán autoritario. La otra es que, aunque este país no haya experimentado un régimen dictatorial en el pasado, las proclamas de Trump en campaña auguran una deriva autoritaria.
Hay momentos en los que las grandes naciones dan giros brusco. Cuando se trata de Estados Unidos de América, el giro afecta a toda la humanidad. El 8 de noviembre de 2016 puede pasar a la historia como uno de estos momentos.