Por: Luis Montalvo, estudiante de Comunicación Social – Periodismo. Productor audiovisual.
La vida transcurre tranquilamente en este país, mientras algunos vitorean a la selección Colombia y la tratan de revivir como si de un moribundo en su lecho de muerte se tratara, el mayor exponente del ciclismo latinoamericano se recupera en una clínica de Bogotá y no moja ni el más mínimo atisbo de prensa que las declaraciones de Falcao o los insultos hacia el técnico Reinaldo Rueda en redes sociales.
Mientras cientos de fans con camisetas puestas se reunieron para el partido (Argentina vs Colombia) a darle apoyo a los jugadores que nos representan en el fútbol internacional y cuya máxima gloria histórica ha sido un 5 – 0 contra Argentina, unos pocos sabíamos que el glorioso equipo de béisbol Caimanes de Barranquilla, 12 veces campeón de la liga colombiana y dos veces clasificados a la serie del caribe; en la misma semana, disputaba el partido más importante del béisbol profesional colombiano y cuyo resultado le ha otorgado a este país el primer título de campeón en este certamen deportivo internacional.
No hay que saber mucho de deportes para darse cuenta que nuestras prioridades como país están mal enfocadas hacia quienes estamos dirigiendo nuestro máximo apoyo, es inevitable emocionarse con el fútbol y es una pasión arraigada en nuestro corazón social, la selección es casi un patrimonio material de los colombianos, pero hay deportistas que lo están haciendo mejor.
Nos estamos perdiendo la emoción de ver un batazo del monteriano Jordan Diaz, que fue condecorado como el mejor tercera base de la serie del caribe 2021, los pedalazos de “El Niño Maravilla”, que tocará esperar hasta que se recupere o la adrenalina que da ver a los patinadores colombianos que se impusieron como los mejores del mundo en el último campeonato, ganado 32 medallas de oro, 19 de plata y 5 de bronce.
Ante esta inconformidad que me ha surgido y como buen costeño, me he dirigido hacia nuestro folklore popular y estrafalario y se me viene a la cabeza aquella composición (Coroncoro) de la Mahatense Emilia Herrera (La Niña Emilia) y ocurrentemente he pensado que ante tan desafortunado resultado que nos ha dado el fútbol nacional, en vez de ponernos a expresar odio hacia los deportistas y el cuerpo técnico, más bien adoptemos la actitud de corocoro y dejemos morir al futbol un rato, sin que nos mortifique tanto la vida, miremos otros deportes en los que si la estamos rompiendo a nivel internacional y quizás encontremos una nueva pasión que nos ayude a sentirnos mejor cuando la selección inevitablemente no clasifique al próximo mundial.